Llego justo cuando Chiqui va por su primer trago de Gancia. Es el único de pie en una fila dormida y silenciosa, e incluso antes de preguntarme el nombre alarga un vaso: "meta, haceme la gamba, esto es una muerte". Le explico que no, que las propiedades diuréticas, que luego no habrá baño y que la noche pinta para eterna. "Bah -me interrumpe-, no sé qué pasa acá. Yo venía preparado para la rejoda, como pasó las veces anteriores, y nada". Chiqui -que en verdad se llama Juan Domingo, pero prefiere el apodo- está curtido en esto de hacer filas durante horas: junta cinco castings en su haber entre los que hizo para Gran Hermano, Operación Triunfo y Talento Argentino (a estos dos últimos se presentó para cantar tango, lo que define como su vocación). En ninguno superó la fase inicial, pero se atreve a dar consejos: "esto es así, compadre, tenés que mostrarte como sos; nada de chamullos". Sin siquiera la luna como cómplice, Chiqui apura el aperitivo. Más allá, uno de los primeros en llegar se ajusta una colcha alrededor del cuerpo. Faltan más de seis horas para que se abran las puertas de Canal 8 y hay que distraer al frío y al insomnio.

Los compañeros

Tiene razón Juan Domingo: no pasa nada en la fila, al menos en un principio. Unos cuantos que toman mates y él -que entre vaso y vaso habla con un perro al que bautizó como "Juliano", porque lo siguió desde Villa 9 de Julio- son los más animados. Habrá que esperar a que llegue Daniel, cuyas mangas cortas nos hacen tiritar a todos, para que se arme un grupo de charla. "No, qué voy a sentir frío, ¡tengo una calentura! Debe ser por la ansiedad y los nervios", resuella el estudiante de Enfermería, que sacrificó el boleto a Tafí Viejo -donde vive su familia- para enfrentarse al jurado. "Mi vieja no quiere saber nada con esto, pero mis compañeros me bancan. Durante toda la tarde me escribieron mensajes", sonríe. "¿Para desearte suerte?", indaga Chiqui. "La suerte es de los mediocres -lo ataja Daniel-. Lo que yo voy a tener es éxito".

Éxito. Esa es la palabra clave. Noelia, que tampoco acepta el Gancia insistente del cantor, dice que ninguno de los allí presentes puede negar que los seduce la fama. "Y sí, algo te pica. Para mí sería una difícil situación si llegara a entrar a la casa porque mi papá no está de acuerdo. Se escandalizaba de sólo ver los shorts que usaban las chicas de la edición pasada, así que imaginate...", comenta. Más que del padre, los chicos quieren saber si Noelia tiene novio. "Sí, y a él tampoco le gusta la idea. Pero, bueno, nada se pierde con tirarse un lance".

Daniel interrumpe para acotar que a él poco le importa el consentimiento ajeno. "¿Sabés lo que esperé para poder hacer este casting? Jamás me perdí un Gran Hermano, entrar es mi gran sueño y estoy dispuesto a todo -advierte el veinteañero, que luego da muestras de sus intenciones estratégicas-. Porque no jodamos: acá estamos todos compartiendo esta charla, pero a mí no me interesa si ustedes quedan seleccionados o no. Quiero ganar yo". Todos asienten.

Los sueños

La conversación cae en el pozo en el que están archivadas las ediciones pasadas del reality. Que Cristian U es insoportable. Que tal vez, pero que la hizo bien. Que ojalá no nos toque un compañero que compre 15 kilos de lechuga, como hizo Martín Pepa. O peor, uno que no compre puchos. Que a Solange Gómez Abraham la salvó el lomazo y que Marianela Mirra trabaja a unas cuadras de donde estamos. ¿Pablo Heredia era tucumano? No me acuerdo, pero qué bueno que estaba. ¿Vieron el video de Silvina Luna? Obvio, quién no...

El chisme se vuelve murmullo cuando cede a las historias personales. Paola salta desde el extremo opuesto para contar por qué se bancará una fila de nueve horas para hacer el intento: "quisiera saber cómo es todo allá, me da mucha curiosidad, pero lo más importante es juntar dinero y comprarme una casa para vivir con mi hijo. Por ahora lo cuida mi hermana. También me gustaría encontrar a mi mamá, que nos abandonó cuando yo tenía dos años. Fue como si se le tragara un pozo".

La de Daniel es una historia parecida. "Mi viejo nunca se hizo cargo y me gustaría enfrentarlo y preguntarle por qué actuó así. También quisiera regalarle una casa a mi vieja, que ahora vive en una prestada. Es decir, si el dueño quiere, la corre y no tiene dónde ir", reflexiona, y los ojos se le ponen acuosos. Debe ser el cansancio Daniel, no aflojés, debe ser el cansancio.

La entrevista

Amanece, que no es poco. Las ojeras de las chicas que llegaron después del boliche son arrasadas por un polvo compacto intrépido. Las zapatillas, reemplazadas por tacos altos. Los de las colchas se desperezan lento y corren a comprar mentol. Poco después de las 8 comienza a circular un cuestionario que hay que llenar y entregar al productor al momento de la entrevista.

Noelia me presta un delineador y se sorprende de que no parezca nerviosa. Divididos en tres, subimos al primer piso del canal. Nos susurramos los últimos consejos y cada uno va detrás de un seleccionador venido desde Buenos Aires (con olor a café y cigarrillo). La entrevista será breve y empezará con un tema demasiado libre: "hablame de vos". Volvemos a la vereda y en el reencuentro todo es incierto: ¿habrán quedado conformes? ¿Llamarán? El desvelo es el próximo desafío a superar. Luego, a esperar las noticias. Hasta entonces.